miércoles, 7 de noviembre de 2012

Capítulo 51


Abandonada sobre aquella hierba espera su condena, como un alma en pena ante su juicio, con los ojos cerrados, los oídos taponados, la mente en otra parte, la boca cerrada, la nariz sin percibir olor alguno.
Intentando de alguna manera olvidar lo que está sucediendo, pero el tacto por más que lo intente no puede simplemente no sentirlo.
Nota como esas manos, seguras y temblorosas a la vez, tratan de despojarla de la ropa que la cubre, comienzan a caer los botones uno tras o otro, como si de una cadena se tratase.
Sus pensamientos eran dirigidos a Raúl, en que mal momento se había enfadado con él, por un beso, ¡un simple beso en la frente!
Si hubiera sido en sus labios estaría justificado, o tal vez tampoco, nunca lo sabría, pero ahora una pregunta se repetía en su cabeza, ¿por qué lo había rechazado así?
No había hecho nada malo, sólo había sido una muestra de cariño, sólo eso, y por esa estupidez ahora estaba en aquella situación. No le quedan fuerzas y se deja hacer, inerte como si hubiera muerto o se hubiera sumido en un sueño muy profundo, tratando en su mente huir de la realidad.
Las manos desconocidas que recorrían su piel se detienen. Teme abrir los ojos porque no sabe que va a encontrar. Sólo le quedan fuerzas para entre susurros escribir en el aire un nombre.
-Raúl...- nota como unos brazos cálidos la envuelven rescatándola de la fría hierba.
-¡Aly!- Abre los ojos para encontrarse con la realidad, el joven que tanto deseaba que la salvase estaba allí, junto a ella, cubriéndola como podía, con una mano, con su chaqueta.- ¡Menos mal que estás bien!
La abraza, entierra su cara en el pelo de Aleesha, mientras susurra mil gracias al cielo, a Dios y otras a nadie en particular.
Aly mira a su alrededor y encuentra a su atacante tendido en el suelo desmayado. Sus brazos envuelven al chico que la había salvado, parece que los sueños se hacen realidad, aunque estemos despiertos.
-Gracias, Raúl...¿Me perdonas por ser como una niña chica?- Cierra los ojos mientras respira tranquila, aunque Raúl fuese un extraño un poco más conocido que aquel que la había atacado ella sabía que siempre lo tendría ahí, para lo que necesitase, una sensación tan confortable que la hacía sentir segura entre esos brazos tan amables.
-No tengo nada que perdonarte, me pase un poco...- El chico aparta su cara y la mira con aquellos ojos cenicientos tan hermosos.
-Te tengo que compensar de alguna forma.- repone Aly quitándole un poco de hierro a la situación. - Después de todo me has salvado, ¿Qué es lo que quieres?
El joven la mira pensativo, mientras decide que pedir.
-Un beso.-Al ver a la chica sonrojarse, repone rápidamente y nervioso.- ¡Con que sea en la mejilla me basta! ¡Es sólo...!
Aleesha lo calla con un beso, no en los labios si no muy cerca de ellos. Se separa de él, y le susurra.
-Vámonos de aquí,- le dice la chica, al ver que el tipejo asqueroso se había largado,- no tenemos nada que hacer aquí,- Raúl comienza a caminar, ella se pone bien la chaqueta y camina tras él, extiende su mano hasta que roza la del joven y como unos imanes caminan de regreso son sus manos unidas por quizás un sentimiento más allá de la amistad.

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