sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo 7


Comienza la cuenta atrás, Saray se mira al espejo, su pelo esta graso del sudor por el calor del verano, y de andar tienda tras tienda sin parar. Se vuelve a meter en la ducha y se lo lava, sale y se  lo seca, alisa y peina, son sin antes haberse dado crema en la cara.  Se dirige al armario y saca unos vaqueros  ajustados pero elegantes, con una camiseta, que le queda un poco grande pero al estar oscuro nadie se dará cuenta, unos tacones bajitos, y los pendientes. Se aparta el pelo de la cara para poder echarse el maquillaje, sombras, rímel, raya y un poco de brillo.
Se lleva lo básico, la blackberry, dinero suelto y las llaves. Oye el timbre, Anne ha venido a buscarla.
El agua que le cae por la espalda esta helada, su pelo castaño claro, mojado parece oscuro, le duele la espalda, se le ha metido el agua en los ojos, cierra el grifo, saca la mano fuera de la ducha y busca la toalla a ciegas, la palpa y se comienza a secar, se lava los dientes, y se seca el pelo con la toalla, camina hacia el armario, aun le escuecen los ojos por culpa del agua, coge unos vaqueros, unas deportivas y una camiseta negra. Recoge el Nokia y pica algo para no tener hambre, ya cenará cuando vuelva, coge las llaves, la cartera y sale de casa, hoy van a ir a una nueva discoteca, si tiene suerte no irá nadie de que le caiga mal, y sobre todo ella, pero era imposible, ella estaba en Francia.
Se levanta del sofá y llama a otro número diferente, alguien descuelga el teléfono.
-Hola, soy yo. Te llamaba para ver a donde vais a ir hoy.-sus ojos entrecierran- si lo conozco…. Vale nos vemos allí.
Cuelga el teléfono, y comienza a colocarse el pelo, al ser ondulado y ser perfecto no necesita mucho tiempo, se pone una falda y una camiseta escotada.
-Hoy te pienso encontrar…
Susurra antes de irse, la puerta se empieza a cerrar con el impulso que la muchacha le ha dado
-Y serás mío….
Suena un portazo.

Capítulo 6


Mientras Delia y Gabriel siguen recordando viejos tiempos, llaman a la muchacha, quien saca el móvil, Gabriel aprovecha para mirar si tiene algún mensaje nuevo, nada. Comprueba la hora, es tarde. Delia guarda el móvil, un poco alicaída.
-Me tengo que ir.- dice con una mirada triste, la muchacha quería pasar más tiempo recordando su infancia. Entonces no tenía tantos problemas, como ahora.
- Qué casualidad yo también, ¿mañana vas a venir?
- Siempre estoy aquí, trabajo a tiempo parcial- Su sonrisa vuelve a recordarle tiempos pasados, no importa cuánto tiempo pase o las cosas que vivan las personas, sus sonrisas son la muestra de que no ha cambiado nada en su interior.
- Entonces nos veremos mañana, siempre que vengo estoy aquí.- sonríe él también, la sonrisa de Delia es tan dulce y preciosa que contagia a los demás, parece que nada ha cambiado.
- Entonces espera y nos vamos juntos, cojo la bolsa y nos vamos.
- Vale.
Él no se había fijado, pero Delia llevaba un vestido bastante abrigado para estar en pleno verano, pero hacía tanto tiempo que no estaba con ella, quizás habría cambiado su estilo.

Capítulo 5


-¡Qué bien te queda tía!- exclamaba Anne, mientras Saray se decide entre un vestido rojo que resalta su piel y otro azul a juego con sus ojos.
-No sé, no sé… mejor me quedo con el azul- señala al vestido palabra de honor del color del cielo, con un poco de vuelo pero no demasiado suelto desde la cintura.
-Pero el rojo es más sexi…- Anne, señala al que lleva puesto color rojo sangre, con un escote bastante pronunciado y muy pegado.
Saray cierra la cortina que la separa del resto de la tienda y comienza a quitarse el vestido mientras, resuelta, responde- Mejor el azul, y da igual lo que digas.
-Pues anda qué….
Salé del probador con su ropa y con ambos vestidos colgando del brazo, camina hacia la dependienta que hay en el pequeño mostrador, encargada de recolocar la ropa, y le tiende el vestido rojo y unos vaqueros demasiados pequeños, junto con la tarjetita de plástico duro que lleva inscrito un 3 en blanco, continua oyendo las quejas de Anne, y sus reproches contra el vestido azul. Hace como si la escuchara pero su mente anda en otra parte, camina medio ida hacia la caja, paga el vestido y salen, Anne se rinde y comienza a hablar sobre otros temas.
-Oye, ¿hoy habéis quedado?- sus ojos castaños centellean, como siempre hacen cuando quiere salir de fiesta.
-eh, sí... creo… tengo que llamar a Aleesha…-Se queda pensativa- ¿te importa que la  llame?
- no, así sabré la hora y el lugar
La muchacha busca el móvil en su bolsillo, lo coge como siempre se había tecleado algo en la contraseña, lo borra y llama a Aleesha. Cuatro pitidos y lo coge, como siempre.
-¿Si?
-Aly, soy yo Saray, escucha ¿quedamos hoy?
-¡Vale! A las 11 debajo de mi casa, han abierto una discoteca nueva.
Vale… ¡nos vemos allí!
Cuelga, pone de nuevo la contraseña y se guarda el móvil. Su acompañante la mira expectante.
-A  las once debajo de su casa…
-Vale, bueno ¿te apetece entrar en esta heladería?
- Vale.- La muchacha sonríe le encantan los helados y cuanto más grandes mejor.
Un helado mini para Anne uno mediano para Saray, que comparado con el otro es enorme.

Capítulo 4


Su pelo brillaba bajo el sol del mediodía, sus ojos grises observaban el móvil, lo había vuelto a encender, observó la llamada perdida… DESCONOCIDO… ¿quién le llamaría a esas horas?, seguramente la chica de ayer le preguntaría su número a alguno de sus amigos…
Guarda el número en la memoria, con el nombre de NO COGER, y vuelve a guardar el Nokia, no sin antes ponerlo en silencio, no quería miradas asesinas si sonaba cuando entrase en la biblioteca. Se quita los cascos y apaga el Mp4 blanco, sube las escaleras hasta el último piso de la biblioteca, el menos frecuentado y el lugar con más silencio, se sienta en el fondo, no le gusta que le interrumpan, saca los libros y se pone a estudiar historia.
Cuando pasaba a la segunda hoja, una mano le toca el hombro llamándolo, Gabriel se gira enfadado por la interrupción y su mirada se cruza con unos ojos violeta, una chica guapa y esbelta, son rasgos perfectos y que, junto con sus cabellos rubios, la hacían parecer un ángel, una pecas moteaban su cara haciéndola parecer más inocente; se sonroja ligeramente cuando se cruza con su mirada severa y enfada, avergonzada se cubre medianamente el rostro con el libro que sujeta.
-Perdona, pensé que eras otra persona, me he equivocado…. Lo siento, adiós…- la chica se empezaba a girar, cuando el muchacho  la agarró del brazo y la giro para verla la cara.
-Perdona, ¿nos conocemos? Tu cara me suena…
-¿Ahora qué dirás?-La mirada de la chica que era dulce y amable se convirtió en severa y fría.
-¿Perdón?- Gabriel no entendía lo ocurrido, por lo general las chicas suelen ser dulces con él pero ¿por qué ella no?
-Lo que has oído, mira chaval, si me vas a decir algo así como,-cambia el tono de voz para que pareciese más irónico- “ya recuerdo, te vi en un sueño, estamos destinados a encontrarnos…” o alguna chorrada así que sepas que no va a funcionar.
-Perdona… no quería ligar contigo, solo que me resultas conocida…
-Ya, ya eso dicen todos… -La chica se volvió a girar para marcharse, entonces la recuerda, el muchacho se levanta y la agarra.
-Dime, ¿te llamas Delia?
La muchacha al oír su nombre se sorprende, ¿quién era ese chico?
Al quedarse muda, Gabriel comienza su explicación.
-Nuestras madres eran amigas, y nosotros jugábamos de pequeños en un descampado con otros niños, jugábamos a las guerrillas y tú eras siempre la que nos curaba las heridas…- suelta una carcajada.-Soy Gabriel… ¿de verdad no me recuerdas?
Los recuerdos de la infancia de la muchacha comienzan a aflorar, lo recuerda claramente, siempre se habían llevado bien, pero él se fue…
-Sí… ya me acuerdo…- susurra entrecortadamente, se siente avergonzada por su comportamiento- perdón por ser tan brusca, es que odio a los moscones.
-a mí también me pasa... – ante la extrañada mirada de Delia se sonroja y aclara rápidamente- ¡pero con chicas! No te hagas ideas erróneas.
Delia sonríe, y luego se empieza a reír- Sigues igual de inocente ¿eh?, recuerdo que de pequeño eras así, ibas de chulo pero eras un inocentón- No puede parar de reír, comienzan a aflorarle las lágrimas saladas, como estrellas recorriendo una a una sus pecas¿de alegría por lo gracioso que era o de tristeza por recordar su marcha y el dolor causado? quién sabe, ni siquiera ella lo sabe.
Y así un reencuentro de una amistad verdadera, que aun continua tras tanto tiempo, la tarde se sucede con risas e historias graciosas, y otras no tanto, de sus vidas, intentando recuperar el tiempo perdido. Pero ese tiempo no volverá, lo saben bien, pero aun así deciden intentarlo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 3


En otro lugar ajeno a todo esto, los libros se apilan en columnas al lado de una chica, casi todos son de amor, aunque  alguno son de trama variada.
-¿Algún día yo sentiré esto?- comenzó a reírse ella sola, las personas que pasaban  la miraban.- Es imposible, me resignaré a estar sola siempre, total no me puedo dar el lote con uno en una noche ¿cómo podre llegar a sentir lo que es el amor?
Vuelve a centrar sus ojos azulados en el libro y continuó leyendo, hasta que comenzó a vibrar su blackberry, medio a la carrera sale al descansillo que hay en la biblioteca, allí mira a ver quién es.
-¿número desconocido?- ella por si acaso lo descuelga.-¿Diga?
-Hola, ehm esto supongo que eres Saray ¿no?
-¿Quién lo pregunta?-Pero ella ya sabía a quién pertenecía esa voz.
-Soy Fer, el chico que te pidió rollo ayer y eso…
-¿Quién te ha dado este número?
-Una amiga tuya Mónica creo…
“Maldita Mónica” pensaba Saray.
-¿Qué quieres?
-Em, pues saber si hoy vas a ir a algún local o algo así… para vernos y ya sabes…
Odiaba a los tipos indecisos.
-Hoy no creo que salga lo siento,… te tengo que colgar adiós…- cuelga, guarda el número bajo el nombre de “Pesado indeciso” y apaga el móvil, recoge las pilas de libros y los coloca en su sitio y se lleva un par, camina casi corriendo para llegar con su amiga Anne a tiempo, ya la puede ver enfadada, como sus ojos marrones brillan de enfado, y como le dirá que era una tardona, terminado con un tono pijo y a veces, macarra, su pelo castaño claro casi rubio, que aparenta ser recién salido de una peluquería, ondeándose mientras la regaña. Sin darse cuenta Saray acelera la marcha.
Entonces la ve allí, con su pose de enfado, comprueba la hora, solo llegaba un minuto tarde no podía ser por ella, desacelera y comienza a respirar más lentamente, hasta llegar a un ritmo normal.
Cuando la ve se le acerca de malhumor, Saray la saluda de lejos, y cuando están cerca ella comienza a decir:
-Estoy hasta las narices tía!
- emh, ¿porque?-era raro verla así, a veces se enfadaba por tonterías, pero le parecía graciosa y maja, y era su amiga.
-¡No me parece justo!
-Anne… ¿qué pasa?
-¡Pues que! ¡Casi todos los del grupo tienen novio o novia y no me parece justo!
-Ah sí…
-Joder, es que verlos ahí tan mimosos, y tan… tan…
-¿Empalagosos?- sugirió Saray.
-Mmm… bueno una inmensa mayoría… pues eso, que me parece injusto a este paso nos vamos a quedar las tres solas!
-¿Las tres?
-Tú, Aleesha y yo!
-Aly, tiene esa oferta de matrimonio que le hizo Pablo! Así que solo quedamos tú y yo…
- sí y estoy harta me voy a liar con el primer tío que pille!
-Eh,¿ y si es un borracho y feo?
-Vale, ya cambio, me liare con el primer tío bueno que pase delante mía!!
“Pobre…” pensaba Saray” lo mejor de estar sin pareja es que no tienes dueño, y te puedes ir con quien quieres, cuando quieras... pero eso a mí no me sirve, necesito otra cosa…”
-Oye ¿ Hola?
- ¡Ah! ¡Lo siento!
- vamos a aquella tienda, que he visto un vestido alucinante!
-Vale…-Dijo la muchacha, mientras su cabeza vagaba por aquello que pensó en la biblioteca, ¿Y si de verdad no llegaba a amar a nadie nunca?....

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Capítulo 2


En otro lugar a la misma hora.
La luz le daba en la cara, comenzó a abrir los ojos, cegándose, coge una de las almohadas que hay en la cama y se tapa la cara con ella. Y justo cuando esta a punto de comenzar a soñar de nuevo, suena su Nokia. Gruñe, estira el brazo y palpa hasta encontrarlo, lo recoge y descuelga sin mirar quien es, se pasa la mano por su pelo rizado y castaño claro.
-¿Diga?- dice a la vez que bosteza, una voz familiar le responde.
- ¿Gabriel? Tío ¿Dónde estás? ¿Y qué paso con la rubia noventa sesenta noventa?- como no, era su amigo Lucas, su amigo de la infancia.
-Estaba en el séptimo sueño pero, alguien me llamo para que volviese, y ¿qué dices de una rubia?- Gabriel aun no podía abrir los ojos del todo, como la luz le molestaba se dio media vuelta y puso el móvil entre la almohada y su oreja, pasando el brazo por debajo de los almohadones, comenzó a abrir sus ojos plateados poco a poco.
- ¿Qué dices tío? La chiquilla esa que te pidió rollo, y tú te la llevaste fuera… ¿De verdad no la recuerdas?
-A sí,- Su amigo espera una respuesta- me enrrolle con ella y ya esta. No quería nada mas
“Aunque, ella en realidad si quería mas, pero a mí no le interesaba, y tenía sueño” pensó Gabriel, que ya podía abrir completamente los ojos,no le gustaba ser así, pero cuando salía fuese a lo que fuese, alguna chica o cría se le quedaba mirando embelasada, y alguna se acercaba y le comenzaba a hablar de temas banales, hasta llegar a la pregunta del millón ¿Te liarías conmigo?, algunas van con más delicadeza otras más a bocajarro, él se liaba con quien quería, tenía donde elegir pero, cada una, cuando él se iba, le decían otra pregunta del millón ¿puedo ir contigo?. A esa pregunta, la respuesta siempre era un no.
-Pues que chasco, y que pena con lo buena que estaba….
-Bah, entonces para ti- le cansaban esas conversaciones siempre ¡que pena!,  pero nadie le comprendía no realmente.
- Bueno, tú… que hemos quedado a la una esta noche, vienes ¿no?
-Sí claro…- suspiraba Gabriel, para él,  el verano era un constante flujo de feromonas y era peor que el invierno, en el que agradeces pasar a un local para calentarte un poco, pero en verano, las noches son más locas y por tanto más malolientes, pero las ropas de las chicas se acortaba más, eso, era lo mejor.- En donde siempre ….
-¡Claro que sí! ¿Dónde si no?
-Vale… adiós- una vez apagado el móvil, para no recibir llamadas inesperadas, Gabriel se levantó de la cama y miró el reloj de su mesilla, eran las doce,  aprovecharía para estudiar, cogió una mochila y la lleno con lo necesario, se dirigió al baño y se duchó se seco el pelo con una toalla, se vistió y salió a la calle, recogiendo antes las llaves y el móvil apagado.
Mientras una muchacha un poco más mayor, caminaba de un lado para otro en su pequeño apartamento, su corto pelo rubio rebotaba de manera graciosa en forma de dos coletas, recogió el móvil y se dispuso a llamar otra vez, casi de manera inmediata le contestó una voz.
-El número al que llama está apagado o…- el botón de colgar ha sido pulsado y el móvil lanzado sobre la cama.
-Maldita sea, lo tiene apagado y yo le quería volver a ver…- susurra la chica en un suspiro- ¿Me recordarás, Gabriel?... Yo a tí sí...

Capítulo1


Es el primer día de verano, su pelo se entrelaza con la almohada, sus ojos cerrados, no dejan pasar la luz que le da en la cara. Su despertador comienza a sonar, la muchacha gime, y comienza a abrir los ojos, poniendo rápidamente su brazo delante para protegerlos de los fuertes rayos del sol, extiende el otro para apagar el despertador de su blackberry.
Mira la hora, es temprano, las siete de la mañana. En su cara se dibuja una mueca de fastidio, se había desvelado y no podría dormir hasta las doce como había planeado, aparta el brazo con el que se había protegido los ojos  y se levanta, sus ojos azules se van abriendo poco a poco, como si siempre hubieran vivido en la oscuridad, tras estirarse y bostezar, abre completamente los ojos, las legañas teñidas de rímel de la noche anterior la molestan por lo que entra en el baño, se echa agua en la cara refunfuñando por lo fría que estaba, pero agradeciendo su frescura, con aun el pijama puesto camina hacia la cocina y se prepara un desayunos rápido una galletas y una taza de leche con chocolate.
Oye el campanilleante sonido de su blackberry,  un nuevo sms, lo abre es de su amiga, Aleesha, a la cual llamaba Aly.
-Saray, que fiestón me perdí ayer eh?, bueno hoy te compenso salimos a eso de las 11?
-okas, en el sitio de siempre- tecleaba y musitaba a la vez.
Comenzó a mirar su tuenti, las fotos de la fiesta de ayer, el chico que la pidió rollo, y  que ella dijo que no, y todas las etiquetadas comentaban:
-Qué pena, con lo monete que era…
“Bah, pero paso de vender mis labios tan fácilmente, literalmente me parece penoso, aunque hay gente que se lo pasa bien con ello, así que….”, pensaba la muchacha. Se termino la última galleta y se bebió la leche de un trago.
Fue caminando y recogiendo la ropa de esa noche tan loca, la hecho toda al cubo de la ropa sucia, ya vendría Lucía a hacer la colada, Lucía era una mujer regordeta y de entrada edad, solo venía a limpiar la casa, recolocar las cosas, husmear y cotillear un poco y todas las demás tareas con sus alicientes.
Saray se metió en el baño cerró la puerta con pestillo, costumbre que tenía desde pequeña, aunque estuviese sola siempre cerraba con llave. Deja que el agua recorra todo su cuerpo y que se lleve todo el aroma del local de ayer, el olor a humo, a sudor, a perfumes varios, y a alcohol. Se seca con una toalla y se enrolla su pelo de color caoba en otra más corta, camina desnuda hasta su habitación y allí se pone unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes negra  bastante escotada que contrastaba con un dibujo de un conejito. Esa mañana había quedado con Mónica, pero aun le quedaba unas tres horas, así que se calzo sus converse negras y se peino el pelo para después coger las llaves, la blackberry y un poco de dinero suelto.