miércoles, 7 de noviembre de 2012

Capítulo 50


Nota algo caliente en la mejilla. Se gira asustada, es sólo un café.
Anne lo toma de la mano de Marcos. Se habían vuelto a encontrar. Ella estaba por la calle Madrid de tiendas, él la vio y la fue a saludar. Luego hablando la invitó a un café.
Ahora estaba en un banco del campus de la universidad, con un café de la máquina en la mano y con Marcos a su lado.
Le mira de reojo. Era bastante guapo. Y no estaba mal de cuerpo. Pero fallaba algo en él, su carácter. Sí pudiera cambiar eso sería perfecto.
-Gracias. – Anne da un sorbo de su café. Se abrasa la lengua pero se queda en silencio.
-No es nada. – le responde con una sonrisa. Su ojos verdes miran directamente a los suyos. Ella le mantiene la mirada. – Dime, Anne, ¿Qué edad tienes?
-La que a ti no te importa. – le responde fría como el hielo. Le agradecía el café pero aquello no era excusa para preguntarle cosas.
-Venga, dame un poco de cuartelillo. – le suplica Marcos. – Yo tengo diecinueve.
Anne le mira de arriba a abajo,  no parecía mal chico, y por la edad no iba a saber nada más.
-Dieciocho. – mira a su café y le da otro sorbo.
-Vaya pensaba que eras más pequeña.- Anne le mira de reojo. – aunque te pega más tu edad.
-Vaya… Gracias. – responde secamente la joven. Le molestaba que le dijesen que parecía más pequeña, cuando sabía que era completamente una mentira.
-Anne.-le dirige la mirada más fría que tiene.- Perdona por lo que te dije en el tren, me caes bien, tienes carácter, por lo que me gustaría que empezáramos de nuevo. ¿Quieres?
-Vale...- dice tras meditarlo unos segundos. El perdonarle no le haría daño.-Pero sólo tienes una oportunidad, así que aprovéchala bien.
-¡A sus órdenes, señora!- la saluda como si fuera un militar, ella se ríe de la pequeña broma.
-¡Qué tonto eres, Marcos!
-Por eso soy así de feliz, deberías probarlo es divertido.- ella se siente halagada a la vez que un poco insultada.
-No sé si tomármelo para bien o para mal. - responde la chica, mientras apura el café de máquina.
-Tómatelo a bien mujer, te acabo de decir que eres más lista que yo y eso tiene mérito.- le responde riendo el muchacho.
A Anne se le dibuja una curva perfecta en la cara, una sonrisa, aquel chico era muy extraño pero le caía bien, además la había invitado a un café aunque fuese de máquina y bastante aguado, era un detalle.
-Bueno, Marcos, debo irme, tengo que hacer unos recados.
-Queda conmigo.-le propone seriamente.
-¿Qué?- da a modo de respuesta una Anne atónita.
-Sólo una vez más, una última vez, en la que decides si volverme a ver o no.- al ver a la muchacha sopesando su decisión añade- ¿Qué tienes que  perder?
-La verdad es que nada, vale, quedaré contigo sólo una vez más. -resuelve la joven mientras camina dejando atrás a ese chico. Una sola vez más decía, luna sonrisa se crea en la cara de la chica, le había parecido un tanto extraño y gracioso, pero había accedido, porque... ¿Qué tenía que perder?

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