miércoles, 27 de febrero de 2013

Capítulo 52


Camina, no hace más que andar, dar vueltas por lugares que no hacían más que repetirse en sus recuerdos y en los de él. La angustia hace un recorrido por su cuerpo.
Había salido a dar un paseo para que el aire le diese en la cara y dejar de pensar en él. Aquel día no había probado bocado alguno, su madre la había regañado, y ella sabía que tenía toda la razón, pero ¿cómo le explicaría a su madre que su estómago había comenzado una huelga y no quería digerir los alimentos que le presentaba?
No podía, porque si lo hacía ella preguntaría, ¿Por qué?
Y  tendría que contarle la historia entera, lo cual le revolvería más el cuerpo y su madre no pararía de repetírselo una y otra vez.
"Pues, déjale"
Sabía que era la respuesta a su problema más sensata, pero no la que ella quería.
No era tan fácil, porque ella le quería. Porque Resa lo amaba, amaba a Max. Pero parecía que aquellos que decían comprenderla no lo hacían.
Sabía la política de sus amigas respecto a las relaciones, y sabía que la mitad de esas políticas se habían hecho pedazos al enamorarse cada una de un chico diferente.
Suspira. Le tiemblan las manos.
¿Qué hacer?
Es la única pregunta que se plantea en su cabeza, miles de respuestas la contestan, pero ninguna le vale.
¿Por qué tuvo que conocer a aquel chico?
Su sonrisa amable y simpática. Aquellos ojos miel que la miraban con dulzura. Su voz...
Agita la cabeza para quitarse su imagen de la cabeza.
Debía decírselo a Max, pero... ¿Cómo se lo diría?
"Hola, Max. Creo que me he enamorado de un chico que no conozco a primera vista. Así que quería pedirte un tiempo, ¿Qué te parece, cari?"
No... ni de broma.
Debía de escoger las palabras adecuadas.
Pero no sabía si era una buena idea la de pedir un tiempo. Le iba bien con Max, le quería. Pero, al ver a Daniel, sintió algo que hacía mucho que no sentía.
Sus manos sudaban. De lo único que estaba segura es que no podía decirle nada a Max a menos que estuviese segura.
—Hola.—Le dice al joven castaño, que tenía delante. Su pelo ondulado de corte pasado, debería de cortárselo dentro de poco, pero aún así, aquel pequeño desaliño en el no quedaba nada mal.—¿Me esperaste?
—No, —me responde con una sonrisa amable.— acabo de llegar.
—¿Y los demás?—se sentía desprotegida estando a solas con él. No puede evitar mirar a ambos lados.
—Dijeron que llegarían un poco tarde.
—¿Un poco?
—El que llegará antes será dentro de media hora más o menos.—me dice con una mirada de disculpa.
—¿¡Qué!? ¡Haberme avisado y quedábamos más tarde!
—Lo intente, pero tenías el móvil apagado.
¿Apagado? Pero si lo tenía con la batería completamente llena... Saca el móvil y ve que estaba apagado, recuerda que había pasado mucho tiempo con el Whatssap abierto. Lo único que odiaba de aquel programa era su continuo gasto de la batería.
—Vaya... Se le acabó la batería. — Resa mira el móvil y trata de encenderlo, no había manera.
—Y como no me lo cogías vine a esperar contigo. — le cuenta con una sonrisa dulce. Ella se sonroja.
—Vaya, gracias.
—Como aún nos queda tiempo, ¿qué te parece si vamos a tomar algo?—le pregunta mientras hace un ademán con la mano hacia la dirección del bar más cercano.
Ella traga saliva, era el momento de ser valiente y de negar la hipótesis que había formulado su mente o ... por el contrario, confirmar sus sospechas. No iba a hacer nada malo, sólo iba a tomar algo un chico, no hacía nada malo. Da un paso hacia la dirección que le indica Daniel, mientras a su mente acude Max con su mirada cargada de energía.
—¿Por qué no? —le responde con una sonrisa nerviosa bordada en la cara. "Ojalá me equivoque, por favor..." Susurra en su mente, un deseo con dirección más allá de las nubes. Un susurro tratándose convertir en viento.

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